Jóvenes en la era Covid

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Gabriela Bastarrachea Sosa, responsable de la Clínica de Atención Integral a la Adolescencia y a la Violencia Familiar del Hospital Agustín O’Horán, las comparte al ofrecer sus opiniones sobre el impacto que tiene en adolescentes y jóvenes el aislamiento social impuesto por la pandemia del Covid-19.

“Hay un cúmulo de emociones en ellos, que pueden ser preocupación o miedo por contraer la enfermedad o perder a un familiar”, indica la profesional. “Otros dicen que son muy abrumadoras las tareas del colegio que les están mandando en línea, o que tenían muchas ilusiones en este año y sienten que de pronto todo se ha derrumbado”.

Nativos de la era digital, obligados al aislamiento ahora, los adolescentes ven transformado por completo su ritmo de vida con la epidemia y en gran medida han hallado refugio en dispositivos tecnológicos que les ayudan a tener contacto con sus amigos y con el mundo exterior en general.

El principal aliado es el teléfono celular. De acuerdo con cifras oficiales, en Yucatán hay un promedio de 102 líneas de telefonía móvil por cada cien habitantes.

De esas líneas, 81 tienen acceso a internet mediante el esquema de “datos”, pero todos los usuarios pueden conectarse a la Red por otras vías, como “wifi” e internet gratuito en sitios públicos.

En Mérida es mayor la proporción de telefonía celular que en el interior del Estado: hay 115 teléfonos móviles por cada cien habitantes. Esto muestra que hay personas que utilizan más de un aparato.

La doctora Bastarrachea señala que en los hogares se vive una situación inédita de convivencia, que no se conocía porque padre y madre salían a trabajar y los hijos se quedaban en la casa, que alternaban con la escuela.

“En estos momentos lo recomendable es mantener las rutinas”, apunta. “Se tiene que establecer una rutina compartida durante esta pandemia, tiene que haber un orden, se tienen que estructurar horarios”.

Incluso, considera que el confinamiento ofrece a las familias la oportunidad de convivir en la mesa, de dialogar cara a cara haciendo a un lado el teléfono celular, sin olvidar la participación de todos en las labores domésticas, que también debe formar parte de una rutina.

“No es que cada quien se levante a la hora que sea. La familia tiene que establecer su rutina y poner horarios, por ejemplo, del momento en que se van a desconectar de los aparatos electrónicos”, prosigue. “Lo lógico es que sigan durmiendo ocho horas, que se siga comiendo saludable y se desconecten una hora antes de ir a dormir”.

Cuando se le pregunta si el teléfono celular y otros aparatos tecnológicos pueden ser aliados o distractores en estos tiempos, la especialista subraya que la principal función de las nuevas tecnologías es la comunicación y, por tanto, la vida social de los muchachos pasa hoy por las pantallas.

“Las redes sociales tienen mucho que ver hoy en día con la construcción de las identidades en la adolescencia del siglo XXI”, explica. “Un adolescente que utiliza las nuevas tecnologías y se conecta a las redes sociales muestra un comportamiento normal si lo hace para divertirse, comunicarse o jugar. No hay motivos para la preocupación cuando la conexión a internet no interfiere negativamente en sus obligaciones ni en sus actividades de tiempo libre…”

“Estos dispositivos, usados en forma positiva, les han permitido visitar museos, viajar, participar en videoconferencias, escuchar audiolibros… Hay muchos sitios virtuales que han estado descubriendo con estos medios”, abunda.

“También se han estado metiendo en tutoriales, porque para ellos todo son tutoriales. ¿Quieres saber algo? Búscalo en internet, hay tutoriales de todo”.

En el caso de las redes sociales dice que han mantenido juntos y en contacto no solo a los adolescentes sino a toda la familia.

Sin embargo, hace notar un problema creciente que se “cuela” por esas redes, sobre todo en esta etapa de emergencia: la “infodemia”.

“Es el abarrotamiento, la sobreabundancia de información acerca de la enfermedad que puede ser falsa”, subraya. “Hay que hablar con los chicos sobre lo que están escuchando en los medios y en las redes sociales. Se les recomienda que no hagan caso de noticias falsas, que tienen que verificar la autenticidad de este tipo de noticias, que hay que cuidarse de esa sobreexposición”