Rusia acusa a Ucrania de asesinar a hija de ideólogo cercano a Putin

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Aunque investigar el asesinato de Daria Duguina –hija del filósofo Aleksandr Duguin, que proclama como meta la expansión de un nuevo imperio ruso enfrentado al atlantismo de Estados Unidos por el control de Europa y Asia–, corresponde por ley al Comité de Instrucción de Rusia (CIR), el Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) se anticipó al afirmar este lunes, antes del mediodía, haber resuelto el caso y culpó a Ucrania.

“Un vil crimen, cruel, puso fin prematuro a la vida de Daria Duguina, una persona brillante y talentosa, que tenía un corazón verdaderamente ruso y sirvió honestamente al pueblo, a la patria, demostrando con hechos lo que significa ser patriota de Rusia”, escribió el titular del Kremlin, Vladimir Putin en su mensaje de condolencias a la familia, difundido por su servicio de prensa.

Según un breve comunicado, que difundieron de inmediato todas las agencias noticiosas locales (TASS, InterfaxRia NovostiSputnik, entre otras), el FSB considera que “los servicios secretos de Ucrania”, sin precisar cuáles, “organizaron y ejecutaron el crimen”.

Atribuye la autoría material a “la ciudadana ucrania Natalia Vovk, nacida en 1979, que entró a Rusia el 23 de julio anterior, acompañada de su hija, Sofia Shaban, de 12 años de edad, y alquiló un departamento en el mismo edificio donde vivía Daria Duguina”.

De acuerdo con la versión del FSB, Vovk y su hija estuvieron siguiendo a Duguina varios días en un automóvil Mini Cooper. Ingresaron a Rusia con placas de la República Popular de Donietsk (E982XHDPR), en Moscú las cambiaron por placas de Kazajistán (172AJD02) y salieron de este país con placas de Ucrania (AH7771P).

El sábado pasado, continúa el FSB, la presunta asesina y su hija asistieron al Festival de música y literatura Tradición, en la hacienda de Zajarovo, donde Duguina acompañaba a su padre, conferencista esa noche, como invitada de honor. Al terminar el evento, el Mini Cooper se colocó detrás del Toyota Land Cruiser que manejaba Duguina y pocos minutos más tarde, tras accionar a distancia la bomba, colocada debajo del asiento de la conductora, se dirigieron a la región de Pskov para cruzar la frontera con Estonia”.

El comunicado del FSB termina diciendo que entregó “todos estos datos al Comité de Instrucción”.

Canales anónimos pero afines a esa hipótesis se encargaron de dar supuestos más detalles en el segmento local de las redes sociales: uno asegura que Vovk y su hija “ya están en Kiev”; otro asevera que la supuesta asesina material “había sido miembro del batallón neonazi Azov” y publica una credencial en ucranio que parece de “agente secreto”; y otro más, publica una foto que, en su opinión, le da la razón al FSB dado que “un tal Shaban (apellido del padre) puso hoy a la venta en Kiev, a través de un portal de compraventa de coches por Internet, un Mini Cooper con placas AH7771P valorado en 14 mil 500 dólares”.

Cuando la noticia ocupaba ya todos los noticiarios rusos, el propio padre de la víctima mortal, Aleksandr Duguin, hizo suya la versión del FSB y difundió –a través de un amigo, Konstantín Malofeyev, conocido como el magnate ortodoxo con fuertes intereses en la región del Donbás, una breve declaración:

“Como resultado de un atentado perpetrado por el régimen nazi de Ucrania, el 20 de agosto frente a mis ojos asesinaron del modo más cruel con una bomba a mi hija, Daria Duguina. (…) Los enemigos de Rusia la mataron por la espalda”.

Tras elogiar las virtudes de su hija, Duguin concluyó con estas palabras: “No nos pueden doblegar, no pueden someter a nuestro pueblo con golpes tan insoportables. Querían contener nuestra voluntad con un terror sangriento contra los mejores y más vulnerables de nosotros. No podrán. Nuestros corazones no anhelan sólo venganza y justicia. Eso no va con nosotros, no van con los rusos. Sólo necesitamos nuestra Victoria. Mi hija puso su vida en ese altar. ¡Así que, por favor, ganen (la guerra)!”.

La víspera la politóloga Tatiana Stanovaya comentó en Twitter: “El asesinato de Duguina crea condiciones que nutren la demanda de un liderazgo político más radicalizado que el del propio (presidente Vladimir) Putin. Y el Kremlin se ve obligado a satisfacer esa demanda”.

De acuerdo con su lectura de los hechos, el asesinato “radicaliza y aumenta el descontento hacia las autoridades por parte de los sectores más conservadores, que consideran que el Kremlin adopta una posición endeble cuando se traspasan las líneas rojas que él mismo fija”.

El diario Nezavisimiya Gazeta, que aspira a mantener cierta neutralidad frente al Kremlin sin asumirse de oposición, titula este lunes la nota sobre el atentado así: “El asesinato de la hija de Duguin pueden convertir a los conservadores en radicales” y pone este balazo: “La tragedia puede aumentar el descontento de los partidarios de la OME (operación militar especial) respecto a las ‘acciones indecisas’ de Rusia en Ucrania”.

Con información de La Jornada