Los grandes grupos de tecnología regresan a la mira de los congresistas estadunidenses. El próximo miércoles, los directores de Amazon, Apple, Facebook y Google serán interrogados en una audiencia del subcomité antimonopolio de la Cámara de Representantes. Esta quizá es la conversación más importante y de más alto perfil sobre monopolios desde el caso de Microsoft en la década de 1990.
Si los demócratas triunfan en las elecciones de noviembre, también puede ser un punto de inflexión de varias décadas en la política antimonopolio de EU. No solo quieren frenar con una mayor regulación a los grandes grupos de tecnología, sino a un conjunto de industrias con participantes dominantes, como finanzas y farmacéutica. Si eso sucede, agradeceremos a Washington y a los funcionarios que desafiaron el poder corporativo en sus patios traseros desde hace años.
Como señala un informe del Institute for Local Self-Reliance (ILSR), han estado en “la primera línea de los problemas que causa una concentración excesiva” en EU, incluidos inseguridad alimentaria, cortes de energía y mala cobertura de banda ancha”. A escala nacional, los demócratas se enfocan en la concentración corporativa como un tema de campaña. Van contra 40 años de pensamiento neoliberal que mide el éxito económico en términos de bajos precios al consumidor en lugar de altos ingresos y seguridad laboral.
Sin embargo, mucho antes de que ir contra los monopolios se pusiera de moda, las comunidades locales libraban exitosas luchas contra los gigantes corporativos por razones prácticas más que ideológicas. Esas batallas sentaron las bases para lo que puede venir a escala federal. Hay muchos ejemplos de comunidades que libraron con éxito esas batallas de tipo David contra Goliat.
No solo utilizaron la legislación antimonopolio estatal, también normas sobre el uso de la tierra, la política fiscal y la aplicación de la legislación laboral; a menudo terminan económicamente mejor. Algunos creen que los responsables de la formulación de políticas deben adoptar la destrucción creativa en una especie de sacrificio schumpeteriano (un concepto atribuido al economista Joseph Schumpeter donde las empresas se adaptan a nuevas dinámicas y modelos de negocio), de lo que serán decenas de miles de pequeñas empresas en sectores menos productivos como restaurantes, servicios y cuidado personal.
Argumentan que esto alentará a los trabajadores a volver a capacitarse y desplegarse en la economía digital. No obstante, eso se topa con el problema de que cada generación de las grandes compañías de tecnología parece ser capaz de hacer más con menos personas. Permitir que ciertos tipos de pequeñas y medianas empresas quiebren no porque no tengan éxito, sino porque no son empresas digitales de alto crecimiento, será un error.
Los economistas obsesionados con la teoría de la “eficiencia” lo han hecho por años.
Solo miran unos pocos puntos de datos en una hoja de cálculo e ignoran cómo las pymes apoyan a las comunidades en formas en que las grandes empresas no lo hacen o no pueden. Las regiones con una mayor proporción de pymes tienen menos desigualdad de ingresos y un crecimiento más rápido de los ingresos de los hogares, según una investigación que recopiló el ILSR. Las pequeñas empresas suelen estar integradas en una red de relaciones económicas locales y regionales con otras empresas.
Esto crea resiliencia e innovación. En la investigación se muestra que las industrias con una mezcla de tamaños de empresas producen nuevos inventos y procesos a un ritmo más rápido, un argumento que muchos ejecutivos de las grandes tecnológicas expondrán sobre Silicon Valley. Es ese mismo ecosistema el que ayudó a lanzar generaciones de startups exitosas.
Es difícil luchar contra los grandes grupos de cualquier tipo.
La comisionada de competencia de la Unión Europea, Margrethe Vestager, perdió un caso fiscal contra Apple, pero las batallas más pequeñas que se libran a escala municipal y de estados pueden tener un impacto nacional. Potenciados La audiencia donde interrogarán a Amazon, Apple, Facebook y Google fue convocada ante el dominio de las firmas, que se ha potenciado durante la pandemia.
Investigaciones
Las firmas son investigadas por las agencias de regulación, del Departamento de Justicia y de otros tribunales por temas como la protección de datos personales. Sanciones En el verano pasado, se multó a Facebook con 5 mil mdd por no proteger la información de sus usuarios, y a YouTube con 170 mdd por incumplir con la privacidad de los niño.