Ausencia de síntomas de hipertensión no significa salud

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Solo uno de cada 10 pacientes presenta signos, señala Ramón Lozano Calderón, en ocasión del día mundial de ese padecimiento, que se conmemora este viernes

 

 Cada 17 de mayo es el Día Mundial de la Hipertensión. La presión arterial elevada es responsable de más de la mitad de las muertes por enfermedad cardiovascular, que son la principal causa de decesos en las américas, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).  También se asocia a embolias, derrames y demás eventos cerebrovasculares.

Esta enfermedad se caracteriza porque sólo uno de cada 10 pacientes presenta síntomas y como generalmente no ‘sienten nada’, es muy difícil que se apeguen al tratamiento. Es fundamental que la población sepa que la ausencia de síntomas no implica que sean sanos. De ahí la importancia de llevar a cabo una revisión médica.

La prevención, educación para la salud y toma de la presión arterial de forma recurrente por el médico o la enfermera, son esenciales para hacerle frente e identificar, de manera temprana, alguna alteración.

Ramón Lozano Calderón académico de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la UNAM, explica que 120/180 mmHg (milímetros de mercurio) sería la medición adecuada, pero hay una “ventana de flexibilidad” 110/170 a 130/190 mmHg considerando las características de cada paciente.

Este padecimiento, abundó, es el aumento de la presión de la sangre en las arterias, similar a la que se registra en un circuito cerrado, en este caso, formado por vasos sanguíneos y una bomba que es el corazón, la cual empuja la sangre en el sistema.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2020 se estimó que en México 24.9 por ciento de los hombres y 26.1 por ciento de las mujeres padecían esta enfermedad, la cual ocasiona, cada año, cerca de 50 mil fallecimientos.

La OPS también indica que en la región de América Latina más de una cuarta parte de las mujeres adultas y cuatro de cada 10 hombres adultos tienen hipertensión, y el diagnóstico, tratamiento y control no son óptimos. De hecho, pocos países muestran una tasa de control de la enfermedad en la población, superior al 50 por ciento.

En las personas mayores de 50 años es más difícil encontrar mediciones de 120/180 mmHg, pues con la edad los vasos sanguíneos se modifican, las resistencias vasculares son superiores y hay incremento en la presión. Esto explica que entre las personas de la tercera edad seis o siete de cada 10 sean hipertensos.

En el caso de niños y adolescentes es ocasionada por alteraciones perfectamente identificables -lo que se denomina hipertensión secundaria- y casi siempre se relacionan con perturbaciones renales.

La dieta es crucial: baja en grasas, en sales y evitar el consumo de alcohol y tabaco; una vida sedentaria no ayuda, por lo que se sugiere realizar actividad física, de 20 a 25 minutos al día, así como ejercicio moderado, una caminata a buen paso.

Además, cada seis meses someterse a estudios de laboratorio para verificar los niveles de colesterol y glucosa; dos visitas al médico al año; en caso de tener una enfermedad de base, por ejemplo diabetes, la revisión tendría que ser cada mes. 

Un paciente hipertenso con un buen control prácticamente tendrá las mismas posibilidades que la población normal de tener un infarto o un evento cerebrovascular.